05 Jun Ramón Sánchez. 1987, el año que quise ser fotógrafo
Con esta exposición abrimos el Ambigú, un pequeño y acogedor espacio donde amigos y componentes de AFIB iremos mostrando nuestros trabajos. El propio autor describe mejor que nadie el significado de aquellas fotografías y el sabor de aquellos años 80 en nuestra ciudad.
«Fue el principio de una etapa febril, aunque poco fructífera en términos de desarrollo profesional-laboral, en la que dediqué muchas, muchas horas, al asunto de hacer fotos. En aquella época los aficionados a la fotografía en Blanco y Negro éramos una especie de alquimistas que manipulábamos reactivos químicos en oscuros laboratorios en busca de una imagen definitiva que nunca llegaba. Aunque a veces creías vislumbrarla por un instante y esa intensa emoción al verla aparecer poco a poco en el baño revelador, bajo la tenue luz roja del cuarto oscuro era algo indescriptible, sublime. Algo que chinos y japoneses no han podido meter dentro de un chip.
No es que no haya seguido con mi afición a la fotografía. Como todo el mundo en esta nueva era digital, he tomado miles y miles de fotos, casi todas prescindibles, vulgares, alguna con ilusas pretensiones artísticas. Pero lo cierto es que nunca he vuelto a sentir aquella sensación. Ni de lejos.
Las fotos que componen esta pequeña exposición proceden de los negativos originales escaneados y no han sido manipuladas salvo para eliminar polvo y rayaduras. Las copias en papel se han realizado por medios digitales. Ya perdonarán los puristas. Aun así espero que transmitan algo de su esencia original. Y si hay un entorno adecuado para que suceda eso, es este local de AFIB, en cuyo laboratorio todavía queda algún romántico que sigue buscando la piedra filosofal. La foto perfecta. La luz que nace de la oscuridad.»
Sala Ambigú AFIB. Barbastro
6 de junio de 2014
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